quarta-feira, 6 de abril de 2011

1!

Hoje.
Hoje, há um ano, começava o maior começo de todos. O que, virando tudo do avesso, pincelava de alegria e surpresa cada nova velha coisa; o que, se inaugurando, inaugurava por completo também todo o resto.

Benjamín.

Obrigada pelo teu crescer, pelo teu sorrir, pelo teu chorar. Obrigada pelo dia a dia que se transforma e que transmuta. Obrigada pelos gestos que hesitantes se desvelam; pelos sons, pelos cheiros, pelos sabores. Pela textura da tua pele, pelo futuro que se esconde em cada dobra, pelo olhar mágico de quem descobre. Obrigada por me fazer tua mãe, e assim me fazer eu mesma.

Agradeço, Benjamín, meu filho, pelo milagre de você ser você, bem do jeitinho que é. Por me fazer perceber que o amor tem infinitas maneiras de se manifestar, e que ele é sempre (e desde antes) muito maior do que si próprio.

Parabéns pelo primeiro aniversário da tua vida!

terça-feira, 22 de março de 2011



E porque a mamãe anda longe longe das teclas, papai resolveu acabar com o silêncio e contar. Pros que gostam de treinar espanhol, bom proveito... Pros que não, um dia eu prometo que volto e escrevo no mais português dos portugueses.



NO ES NO.
Benjamín casi desde que se hizo dueño de sus movimientos comenzó a hacer un NO con la cabeza. Negación de negaciones, era su gesto más digno y más verdadero. No, que nos arrancaba carcajadas. Y yo, repleto de mis viejas seguridades me lo imaginaba un ser lleno de tantas verdades, lleno de tantas certezas, capaz desde ya (¿cómo así?) de saber decirle no al mundo. Su no le aseguraba también en la platea, un público de miradas y elogios que a todo niño le parecen el comienzo y fin de este mundo, acostumbrándolos desde ya, a enaltecer en el hombre (léase también mujeres) el suceso a través de sus más simples actos. Así “almamos” al ego para sus próximos pasos, y vamos construyendo la principal peor arma para participar de esta sociedad de grandes espectáculos circenses. Dígase también de ridículos y de baja calidad, muchas veces.
El no del Benja era leve, acompañado de una sonrisa que delataba su ingenuidad ante su gesto. No era un no seco, si no una serie de ejercicios cíclicos que además de la sonrisa, le movían los cabellos, las manitas extendidas en abrazo, el cuello y los hombros. No habría como no divertirse con el gesto. Lo repetía y aún repite. Siendo así lo usaba para evitar que le diéramos más comida; a lo que nosotros, inconscientes del no, nos deteníamos.
Pero no es no donde quiera que se vea. Un no detiene el mundo a su alrededor aunque sea unos pocos instantes y confiere desde pequeñitos el poder de detener todo cuanto pasa.
De mis viejas seguridades, el no siempre pierde para el sí. Y además, hace tiempo prefiero privadas sociedades circenses y sutiles espectáculos minimalistas, a intentar convencer grandes masas; que se diga, fáciles de engañar con ademanes y farsas.
Hoy Benjamín aprendió a decir sí.
Ps. Aunque este blog lo haya omitido por cuestiones de tiempo, hace cerca de dos meses que Barbapapá es quien cuida full time del Benja. TODO UN PLACER BENJUKI!

segunda-feira, 28 de fevereiro de 2011

Primer texto para Benjamín, del papá

Y ahí estás Benjamín ya casi caminando – porque andar ya andas - de  manos agarrado al mundo: mundo que es sofá, silla giratoria, el estante con los discos compactos. Mundo que es mi ropa, los drelos que halas, mis manos. Sentando; te impulsas: con todo ese esfuerzo sería posible arrancar continentes, desviar ríos de su cauce. Te pones de pie y sonríes. Sonrisa sería el océano,  eso dispensa palabras. Casi cuatro tus dientes, arriba todavía hay uno que duele, medio tímido que se suma a tu sonrisa. Lo especial de verte crecer es aprender el mundo cada día, como si fuera ese diente que crece dentro de tu sonrisa, medio tímido, que aún duele. Eso habrías de vivirlo para entenderlo, ni yo mismo lo entiendo si lo leo: hay que vivirlo, vivirte. Y antes de la sonrisa y los dientes, una palabreo inconfundible de quien ya entiende, de quien ya sabe lo que quiere, con los brazos abiertos de querer el universo. Y hay luz porque la nombras. Cielo porque lo esperas. Y cuando algo distante te despierta atención, lo busca tu mirada, después aquella mano al cielo, un ímpetu enorme, los pies y los brazos combinados; te desplazas. Todavía te arrastras – dando vueltas ­– girando sobre la barriga, luego la espalda. Parece – y hasta lo comento – nunca necesitarás gatear. Gatear es cosa de gatos, gatos son bichos muy inteligentes, las conclusiones son obvias, las cosas obvias mejor ni mencionarlas. Entonces mejor hablarte del mar, aquella masa de agua que de pronto te abrazó delicada. La sorpresa fue percibir que naciste para adorarlo, sin mucho alarde, idolatrarlo. Así como las personas para sonreírte y los árboles para cuidarte. No escucho el llanto que hiere, hasta en eso logras cautivarme, aunque confieso que las noches son mejor en silencio, cuando sueñas con aquellos lugares que conoces. Lugares que existen porque existes. Lugares son lugares; sin ti, NADA.  Pero había que alimentarte toda hora, hacerlo lo más similar al ejemplo. Ejemplo es aquello que se aprende con el alma: ejemplo tu madre y ejemplo tus ansías. Porque tus gestos eran suaves, tus sonrisa increíble, tu mirada un arrojo, el carácter ya el mismo de los próximos años, como si supieras todo y ahora yo quien me iniciaba. Alargas tu mano buscando un deseo, hecho de paño, de plástico, de gesto. Y cada detalle es infinito: la máscara en la sala, la rama del árbol, la hormiga que escapa, el ave que se dibuja en tu ventana.
Entonces los días son pedacitos sueltos de instantes y futuro: despiertas, sollozas, hay caca, qué ropa ponerte, hacerte una foto, salir a pasear, horario de mamar, volviste a cagar, cuál ropa ponerte, jugar con tus dedos, con los pies, con los besos, es largo el cansancio, hacerte dormir, llorar sin paciencia, aprender a vivir, llamar a los viejos, tratar de almorzar, despiertas de nuevo, la lluvia allá afuera, el sol que se pone, un baño caliente, volverte a vestir, ahora los sueños habrán de venir.
Un día de lluvia, gran bendición lleva agua, nos fuimos los tres a caminar. Estuvimos tranquilos sin saber cómo habría de ser. Me compré unos zapatos que ya no están más. Creo que tuve tiempo de imaginar que la vida iba a cambiar. Esa noche, lloré.

quarta-feira, 23 de fevereiro de 2011

O primeiro texto de Benjamin

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domingo, 13 de fevereiro de 2011

A volta – curtas

Eis que, depois de cumpridas as tarefas internáuticas, resolvo dar uma passada aqui no leite e prosa e vejo o numerozinho lá embaixo: 10015. Tudo isso de visitas e eu, terrível anfitriã, nem pra perceber que as 10000 se acercavam. Completo abandono.

E não é falta de assunto, porque muito aconteceu enquanto durou o silêncio:

***

Demis e eu completamos cinco anos de conhecença. Cinco anos desde aquele dia em que o vi sentado, falando, e pensei: cara interessante. E quando ele se levantou: ah, mas é muito baixinho. ã-hã.

***

Fiz aniversário. Meu primeiro depois de mãe. 30.

***

Demis viajou. Fiquei seis dias sozinha com o Benjamín. Sobrevivemos.


***

Voltei a trabalhar. Quer dizer, voltei outra vez, porque tem sido uma volta em etapas. Cada uma mais difícil que a outra. Dificuldades que se sobrepõem, sem que a anterior tenha se resolvido.
Dureza.

***

Será que falo de cada um desses assuntos com a devida dedicação nos próximos dias, ou fica pra próxima vez que eu e o Demis fizermos cinco anos de conhecença?

***

Descobri.
O problema não é que passa rápido.
O problema é que passa.

quarta-feira, 26 de janeiro de 2011

O maior culpado

Chama-se Pornopopéia o maior responsável pelo meu sumiço absoluto destas linhas que vos escrevem. Um calhamaço muito provavelmente inapropriado para menores de idade, daqueles gostosos de se carregar pra cima e pra baixo quando acontece da gente grudar num livro sem conseguir largar até terminar. E quando termina, não consegue evitar pensamentos do tipo do “o que vai ser de mim agora”. Um puta livro, enfim, sem o perdão da palavra, porque se você tem alguma pretensão de mergulhar nas épicas horas do herói sem nenhum heroísmo ou caráter, puta é das mais leves que você vai encontrar.

Já faz mais de uma semana que aquelas páginas me abandonaram e insistiram, teimosas, em terminar, mas o vazio literário continua. Possivelmente intencional, depois daquela avalanche barroca de instantes dos quais fica impossível se desvencilhar. Pergunte a quem tentou falar comigo enquanto eu lia, gargalhando, e se irritou quando eu simplesmente não escutava me chamarem.

Tirando, obviamente, Benjamín, que me fazia fechar o livro sem tanta pena. (É recomendável ler o livro de Reinaldo Moraes concomitante às horas de sono do rebento, pois que se trata de dois entes, o rebento e o livro, que exigem plena atenção.)

Benjamín, que agora fala buuuuu apontando pra luz e auau pra toda e qualquer criatura viva não humana que se mova (borboleta, cavalo, pássaro e até cachorro), e emite os mais deliciosos e poéticos sons cujo sentido vamos existindo juntos.

E borboleta, cavalo, pássaro e cachorro significam que estivemos no sítio alguns maravilhosos dias, que nos deixaram com a vontade-semente de oferecer pro nosso amado sorridente mais amplidão cotidiana. Não é?

terça-feira, 11 de janeiro de 2011

A greve

O fato

E num nem tão belo desses dias, na véspera de completar seus 9 meses, meu filho resolveu que não queria mamar.
Chorava ao nos aproximarmos do nosso cantinho das mamadas e mais ainda ao ver meu peito, me olhava com cara de desespero, berrava se eu insistia.

Eu

Um lixo.
Só queria chorar.
Sentindo a rejeição na carne, como se tivesse tomado o pior fora da vida.
Perdida, sem saber o que fazer com todos os horários do dia, da vida, organizados todos em torno das saudosas mamadas.
Perplexa: o desmame não era pra ser difícil pra ele? Não era eu quem tomava
tão árdua decisão?
Conjecturas

Ele cresceu, e não quer mais o aconchego do peito.
Como um novo nascimento, que caberia a mim autenticar, abrindo os braços vazios repletos de dor pra que sua voz se fizesse voz justamente através da minha escuta.
Porque os braços se abrem para abraçar, mas também para deixar ir.

(Mas havia algo de errado nisso, e não era só o dolorido da dor.
Havia algo outro.)

Efeitos

Primeiro, urgiu reinventar meu amor. Porque percebi, num susto, que eu via o amamentar como a única coisa que só eu poderia fazer por meu filho. E num disparate completamente lógico que só a maternidade pode proporcionar, era amamentando (eu achava) que eu me fazia mãe.
Então me vi, agudamente, órfã de mim mesma na nossa junteza. E me agarrei a ele como se tivesse que o reconquistar. Inventei novas brincadeiras, inflei cada minuto de uma necessidade extrema de me fazer presente, e eu era como um copo cheio de dor que transbordava no entanto em alegria.

Ignorãças

Num rompante de inconformidade com o que estava acontecendo, fui pela enésima vez consultar o Dr. Google. E com a mudança de uma palavra na busca, apareceu uma página que dizia:

É importante que a mãe não confunda o auto-desmame natural com a chamada “greve de amamentação” do bebê. Esta ocorre principalmente em crianças menores de um ano, é de início súbito e inesperado, a criança parece insatisfeita e em geral é possível identificar uma causa: doença, dentição, diminuição do volume ou sabor do leite, estresse e excesso de mamadeira ou chupeta. Essa condição usualmente não dura mais que 2-4 dias.

E outra, com respeito a possíveis causas da tal da greve:

Evento traumático repentino – o mais comum é mãe gritando quando o bebê morde o peito, o que é algo comum e compreensível de acontecer.

E, iluminada, feliz, esperançosa, olhei pro meu peito machucado das mordidas numa compreensão simples e apaziguadora.
E, disposta, li na Lia o que fazer com as mordidas que eu não queria mais levar. Muito, muito agradecida.

Desfecho

Benjamín está mamando deliciosa e maravilhosamente bem.
Nunca mais me mordeu.
E continuaremos vivendo felizes para sempre, até o próximo percalço.
Ufa.
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